Por lo general, no me gusta hablar de mí en mis artículos. Pero en este sí que lo haré, ya que en buena parte les debo a mis buenos jefes, especialmente a los que tuve en edades tempranas, lo que soy y lo que he conseguido en el mundo de la empresa.
Con 31 años llegué a la Dirección General de la primera compañía que tuve la oportunidad de dirigir. Y, a menudo, la gente me preguntaba que cómo era posible llegar a tal cargo con tan corta edad. (Para los más jóvenes: A principios de los 90 no era habitual ver a personas con treinta años en puestos de alta dirección). En aquel momento no me daba cuenta del todo, pero con los años he visto de forma clara que tuve una fortuna inmensa con mis primeros jefes.
Cuando a veces nos reunimos los compañeros de estudios y de la Universidad, veo que entre ellos hay grandes profesionales, muchos de ellos mucho más formados y brillantes que yo. Pero no todos han tenido la misma suerte con sus jefes y, lamentablemente, a causa de ello, no han podido desarrollar todo su potencial.
Lo que aprendí de mis buenos jefes
Si tuviera que resumir brevemente lo que mis buenos jefes me enseñaron, lo resumiría en estos diez puntos:
- Ser fiel a los principios de uno mismo.
- Rodearse de un buen equipo y mantenerlo siempre motivado.
- Compartir la información para que todo el mundo se sienta parte del proyecto.
- Saber delegar.
- Saber reconocer. Los méritos son del equipo y los fracasos los asume el jefe.
- Evaluar para mejorar.
- Ser justo.
- Tratar bien a las personas y escucharlas. Cuando la gente se siente bien tratada rinde más.
- Dejar crecer y, en algunos casos, dejar volar.
- Y, por último, ser honesto en el trabajo, con uno mismo y con los demás.
La importancia de haber tenido buenos jefes para la empresa familiar
Si tener buenos jefes es siempre importante, en la empresa familiar, cuando se mezcla empresa y familia, lo es si cabe más. Muchas veces las etiquetas y roles familiares impiden desarrollar el papel de jefe con objetividad. Por esto es importante hacer un esfuerzo adicional para combinar el doble rol de jefe y de familiar.
En Family Business Solutions aconsejamos a las familias empresarias que siempre que sea posible, los jóvenes se estrenen laboralmente fuera de la empresa familiar. Esto les permitirá tener jefes sin lazos familiares que posiblemente les harán “tener los pies en el suelo” y valorar mejor el papel de los jefes y también aprender las buenas prácticas que luego podrán trasladar al negocio familiar. Más adelante, si un día deciden regresar a la empresa de la familia, también es aconsejable que las jerarquías sean cruzadas, al menos en una fase inicial.
Y como he comenzado hablando de mis primeros jefes, no quiero dejar pasar la oportunidad de agradecer a Ramón Capella (Telstar), Pedro Ribosa (Mead-Industrias Bilbaínas del Embalaje) y Boy Van Droffelaar (Marcilla), lo mucho que me enseñaron como jefes y como personas.
Una respuesta a “Haber tenido buenos jefes marca la diferencia”
Y tu fuiste un gran jefe. Gracias a ti.