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propietarios de la empresa familiar

¡Cuántos problemas me trae ser propietario de la empresa familiar!

propietarios de la empresa familiar

Nos consta que algunos propietarios de la empresa familiar sienten que el hecho de ser accionistas no les trae más que dolores de cabeza. Efectivamente, los que leéis asiduamente este blog ya habréis podido comprobar que gestionar una empresa familiar no es nada fácil. Esto se debe a la variedad de dinámicas y tensiones que afectan a familia, empresa y propiedad.

A continuación, os mencionaremos brevemente algunas de estas problemáticas. Conocerlas os permitirá trazar planes para sobrellevar mejor las diferentes situaciones y actuar como accionistas responsables.

Problemas que nos encontraremos como propietarios de la empresa familiar

Proliferación de la propiedad

Con el paso de las generaciones, la familia suele ganar complejidad a medida que se incrementa el número de miembros. De una compañía de fundador se evoluciona a una sociedad de hermanos primero y a un consorcio de primos después. Esto hace que cada vez haya más propietarios de la empresa familiar y que sea más difícil conservar la armonía familiar.

Problemas con los demás accionistas

Debido al punto anterior, pueden surgir malentendidos entre “Los de dentro” vs “Los de fuera”, algunos de los cuales quizá han estado muy poco en contacto con el negocio. Conforme empresa y familia crecen, pueden surgir problemas por falta de formación e información de los familiares que no trabajan en el negocio. Esto puede poner en una posición incómoda a los familiares que gestionan el negocio.

Por otro lado, pueden aflorar roces y conflictos entre las múltiples ramas familiares. Si no hay unión y armonía familiar, las tensiones y discrepancias entre las ramas pueden complicar mucho la continuidad de la empresa familiar.

La confusión de roles

En algunos momentos, puede ocurrir que los propietarios de la empresa familiar no sean conscientes del rol desde el que tienen que actuar en cada momento. Confundir el sombrero de accionista, trabajador y familiar puede tener graves consecuencias para la empresa y la familia.

Los ejemplos son muchos y muy variados y todos ellos entrañan riesgos para el futuro del negocio. Un accionista puede entrometerse en la gestión diaria y, por ejemplo, ordenar el cambio de decoración de las instalaciones, porque no le gusta, o dar órdenes en la fábrica, aunque no trabaje en el día a día del negocio. O seguir actuando como jefe-empleado en la paella del domingo o, al contrario, desarrollar conductas de nepotismo dentro de la empresa familiar…

No querer ser / continuar como propietario

Lo cierto es que, en ocasiones, no se elige ser propietario ni formar parte del negocio, sino que se hereda tal condición, sin demasiado entusiasmo o compromiso. Y esto genera algunas situaciones problemáticas, tanto para la persona que las vive como para el resto de los miembros.

Por ejemplo, porque podemos sentirnos obligados a dejar de lado nuestra vocación para trabajar en la empresa familiar, debido al chantaje emocional de los padres. O puede ser una fuente de frustración, si nos obliga a mantenernos como propietarios de la empresa familiar solo por falta de mercado para las acciones de la compañía, que no conseguimos hacer líquidas y de las que, muchas veces, no recibimos dividendos.

Educación de la propiedad inadecuada

Mención aparte merece la educación de la propiedad. Descuidar esta área es una de las mayores fuentes de problemas de los propietarios de la empresa familiar. Para evitarlo, debemos formar a todos los accionistas, tanto a los que trabajan en el negocio como a los que no. Estos últimos también necesitarán recibir cierta formación que les ayude a ser accionistas pacientes y comprometidos y a actuar como propietarios responsables.

Recordad que, con el apoyo y asesoramiento adecuado, buena parte de estas dificultades pueden remediarse.

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