Últimamente, hemos conocido a varias familias empresarias que desarrollan actividades de filantropía en la empresa familiar. Se trata de familias muy comprometidas, que han decidido voluntariamente y de forma desinteresada colaborar en causas sociales, para ayudar a personas necesitadas de España o de otros países. Esta actividad altruista, en algunas ocasiones, también abarca el activismo por el medio ambiente, los derechos de los animales, el apoyo del mundo rural o el fomento de la cultura, entre otras áreas.
A menudo, para reforzar su compromiso, la familia lo deja por escrito de forma expresa en el Protocolo familiar o en un acuerdo privado. Y, por cierto, nos alegra ver que las familias suelen trabajar por que este compromiso social se transmita también a las siguientes generaciones. Una vez entran en el negocio, los más jóvenes asumen estos proyectos con orgullo y deciden continuar y fomentar las acciones solidarias desarrolladas por sus padres y tíos.
¿Qué entendemos por filantropía?
Pero empecemos por el principio. La palabra filantropía proviene del griego y etimológicamente significa «amor al ser humano», entendido tradicionalmente como amor a la sociedad. Cuando hablamos de filantropía en la empresa familiar queremos expresar que la filantropía es una parte inherente de la misión o del propósito de la empresa. Eso sí, queremos recordaros que no es lo mismo hablar de filantropía que de políticas de Responsabilidad Social Corporativa. Estas últimas están encaminadas fundamentalmente a mejorar la imagen de la empresa, si bien también suponen un beneficio para la sociedad.
En cambio, la filantropía consiste en un acto de generosidad absoluta que la familia empresaria realiza sin esperar nada a cambio, con la intención de mejorar la vida de los demás. Es la forma de devolver a la sociedad y, en especial, a las personas menos favorecidas, parte del talento y de los beneficios empresariales o del patrimonio que la familia ha acumulado a lo largo de su trayectoria. Por tanto, es el deseo altruista de compartir con el mundo parte de lo que se ha recibido.
Así pues, la filantropía no busca un retorno económico. Pero no es menos cierto que aquellas familias empresarias que llevan a cabo acciones filantrópicas obtienen muchos beneficios. Entre ellos: cohesión, unión familiar, compromiso, bienestar, armonía, sentido de pertenencia, humildad… Desarrollar actividades de filantropía en la empresa familiar es un excelente potenciador del vínculo familiar y una vía de transmisión de los valores entre los familiares, especialmente a las nuevas generaciones, muy concienciadas con este tema. En definitiva, gracias a ello, se contribuye a mejorar a los miembros familiares como personas, se beneficia a la sociedad y se refuerzan los vínculos familiares.
Ejemplos de filantropía en la empresa familiar
Las acciones de filantropía en la empresa familiar pueden materializarse de muchas maneras distintas. Es más, pueden variar anualmente, en función de las actividades filantrópicas que decida apoyar periódicamente el Consejo de Administración o, si existe, la comisión o el consejero al cargo de este tema.
En algunos casos, también es una oportunidad para involucrar a los miembros de la generación saliente en acciones con un propósito social.
Algunas acciones filantrópicas pueden ser, por ejemplo:
- Destinar parte de los beneficios netos anuales de la empresa familiar a determinadas causas.
- Contribuir con el tiempo y experiencia de los familiares a un proyecto social.
- Presupuestar una partida anual para donaciones.
- Trabajar a través de patrocinios o mecenazgos para dar visibilidad a acciones sociales…
También queremos mencionar que el compromiso de filantropía en la empresa familiar puede extenderse hasta el momento de venta de esta. Esto implicaría el acuerdo de donar parte del beneficio obtenido por esta transacción de venta de acciones o participaciones.
Para acabar, queremos mencionar las fundaciones familiares. Algunas familias empresarias, en generaciones avanzadas, con patrimonios elevados y/o grandes empresas, deciden poner en marcha una fundación familiar. Así, centralizan a través de este órgano todas las decisiones del ámbito de la filantropía en la empresa familiar: qué acciones se llevan a cabo, cómo se financiarán, quién participará… Eso sí, tened presente que, si bien existen, no todas las familias ni mucho menos tienen el tamaño ni la envergadura suficiente como para necesitar canalizar su actividad filantrópica a través de una fundación familiar.