Ser capaces de mantener la confidencialidad durante la venta de la empresa familiar es algo cabdal. Pensad que se trata de una cuestión que, si no se hace bien, puede generar muchos problemas en el futuro de la empresa, las relaciones familiares y el patrimonio de la familia.
Por ello, antes de iniciar cualquier gestión para la venta, debemos advertir de los riesgos que entraña un mal proceso de venta a los accionistas que no participan en el negocio y también de los riesgos de que este proceso no se trate con la debida confidencialidad.
Riesgos de la falta de confidencialidad durante la venta de la empresa familiar
El hecho de que la venta de la empresa familiar se haga sin la discreción suficiente puede tener un impacto importante en el valor de la empresa, si el mercado se entera. También puede tener implicaciones en la cartera de clientes y en el propio equipo, ya que posiblemente se producirá una salida de talento, generalmente de los buenos empleados, que puede comprometer el presente de la compañía.
Es por ello que todas las partes implicadas tendrán que seguir escrupulosamente los procedimientos acordados, que garantizan la estricta confidencialidad durante la venta de la empresa familiar. Al existir contratos y diferentes actores, se debe vigilar y respetar en todo momento este trato confidencial. Esto lo decimos no solo por la posible merma del valor de la empresa o por la eventual pérdida de interés en la operación por parte de los compradores, sino también por las penalizaciones económicas que se pueden derivar.
Confidencialidad y venta de la empresa familiar
Ahora bien, es cierto que la necesidad de discreción muchas veces puede chocar con la obligación de transparencia, tan necesaria a la hora construir relaciones de confianza entre los socios. Aquí, como en la mayoría de los temas relacionados con la empresa familiar, no hay reglas que sirvan para todos. Hay familias empresarias que saben gestionar discreción y confidencialidad de forma exquisita. A otras, en cambio, posiblemente la falta de confianza las puede llevar a actuar sin discreción y transparencia.
Así pues, cuando la familia llega a la decisión de venta del negocio, por los motivos que sean, deberá tener muy presente el mapa de riesgos familiar y obrar en consecuencia. Habrá que balancear discreción y transparencia de la mejor manera posible y tratar el tema en el Consejo de Administración y en el Consejo de Familia, si se dispone de uno, adoptando en ambos casos los mecanismos que nos garanticen la máxima confidencialidad.
Todo lo dicho aquí en relación con la confidencialidad durante la venta de la empresa familiar también es válido, en buena parte, cuando se decide vender solo una parte del negocio o una rama de actividad, así como para los procesos de fusión y las alianzas.